Hay clara evidencia científica de que el cribado (screening) con mamografía cada dos años en mujeres de entre 50-70 años disminuye la mortalidad por cáncer de mama. Algunas guías clínicas recomiendan comenzar las revisiones mamarias antes de los 50 años. Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, la reducción de la mortalidad es del 40% entre las mujeres que aceptan la invitación a las revisiones. Ni la exploración física por el clínico, ni la autopalpación mamaria han demostrado mejorar las tasas de detección de cáncer mamario, el pronóstico o la mortalidad por cáncer de mama. Gracias a esta evidencia científica demostrada en ensayos clínicos, la mayoría de las poblaciones de Occidente, incluyen la mamografía bianual como programa de cribado poblacional, y en España, se oferta a la población dentro del sistema de salud pública.

Hay lesiones que se detectan con facilidad en la mamografía, como las microcalcificaciones, que pueden ser un signo precoz del cáncer de mama, y que con la ecografía no se pueden ver. Este es uno de los motivos para que la ecografía no esté aceptada como método de cribado.